Y aún seguías pensando en el destino y cómo un día te dijo que suelen ''pisar'' los graffitis, es decir, pintaban unos encima de otros porque no había espacio; y sin embargo, decides ir a correr un día y pasas por al lado del puente. Con miedo, dejas de correr y te acercas lentamente buscando aquel corazón con vuestras iniciales dentro del mismo. Ves que sigue ahí, incluso más grande de lo que imaginabas, ni siquiera se le había ido el color...
De repente, despiertas. Sigues igual de cansada pero te obligas a ti misma a levantarte, pues sabes que si no lo haces no conciliarás el sueño por la noche (que ya de por sí te cuesta). Buscas tu móvil, que ni siquiera lo habías sacado del bolso al llegar a casa (llegaste y te echaste en la cama, con ropa incluida y ese poco de maquillaje), y todo seguía igual: tan sólo había unos 200 mensajes del grupo ''Las Químicas Divinas''.
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