viernes, 21 de agosto de 2015

Como un pajarillo

Nunca te importó nada, ni los peinados ni la ropa ni el maquillaje, sólo te importaba jugar al fútbol y al escondite en la calle; en casa te encantaba jugar a las muñecas y a las Barbie's. Bueno, en este último caso de las muñecas delgadas, peinadas perfectamente y bien vestidas con algo rosa, sólo jugabas con María. Sí, aquella amiga que algún día tuviste y le hacía trenzas a esas mismas muñecas que sólo pedías a Sus Majestades los Reyes Magos para jugar con ella. Eso sí, cuidabas a todos tus juguetes como si fueran un tesoro, y pensándolo bien, para ti eran tu tesoro, lo único que te importaba.
Ahora, a tus casi veinte años, sigue sin importarte demasiado el maquillaje, pero te importa y no te ves guapa sin él muchas veces. La ropa, que algunas veces odias, satura tu armario, aplasta la silla de tu escritorio en la que estás ahora mismo sentada y haces contrapeso alguna vez para que no se caiga para atrás (como ha pasado alguna otra vez y por ello le falta un brazo). También inunda tu cama. Ropa de todo tipo, pues te consideras (como te han dicho alguna vez) algo entre ''hippie'' y ''pija'', aunque tú te pones lo que te apetezca según el día. Rayas, flores, muchos lunares, colores lisos, estampados que no sabes como describir... De todo menos cuadros (aunque tienes una camisa de cuadros que no te pones nunca porque ya no te gusta). ¿Pantalones? Por favor, de todo tipo y de todos colores. Y de zapatos mejor no hablar...es lo típico de que siempre te pones los mismos, y que si se rompen te compras unos exactamente iguales o muy parecidos. 
Tu pelo intentas cuidarlo todo los posible y cortarlo lo menos posible, pues siempre te gustó tenerlo largo (no demasiado). La mayoría de los días te lo recoges con una coleta o un moño descuidado, algunas veces ''innovas'' pero te dura poco, y suelto lo llevas cuando tienes ganas, te lo ves bonito, no hay humedad y no hace calor porque te agobias, o sea, muy pocas veces.
Llevas siempre los mismos pendientes, sólo te los cambias por los de flamenca cuando es La Feria de Sevilla, y las pulseras siempre te gustaron, de todo tipo. Sin embargo, no llevas ninguna porque te molestan a la hora de escribir y además te has apuntado al gimnasio. Sólo llevas una goma del pelo en la muñeca con la llave del candado de la taquilla, y no sabes cómo estás sobreviviendo sin tu reloj.
Ahora sabes que no eres la misma niña que sacaba notazas en el colegio sin estudiar, ya no eres esa niña lista. Parece que en el día a día nada cambia, todo sigue igual, pero te has parado un momento y has mirado atrás, ahora todo es muy diferente. Te sigues considerando una persona inteligente, pero algo torpe (algunas veces demasiado) y muy despistada. Has llegado a odiarte (a saber hasta qué punto, seguro que ni tú misma lo sabes), te has despreciado y sentido la culpable de todo lo que pasaba en tu vida. Has deseado no nacer alguna vez. La sociedad e incluso tu familia te ha tachado de gorda y egoísta, y tú te lo has creído como la inocente que siempre has sido. Por ello, ahora luchas por adelgazar y ser libre, ambas cosas sabes que tienen un cierto límite.
Te enamoraste un día (lo sé), pero te diste cuenta demasiado tarde, culpa de tu empeño en conocer más mundo (lástima que no supieras que la mayor parte de este mundo es...¿patético?). Sé que incluso te has ''arrastrado'' (según esta sociedad) por él y que, aunque te guarde rencor por haberle dejado y te haya dicho que ya no siente nada por ti, tú tienes alguna esperanza de volver a besarlo.
Cuando creíste que podías con ese error en el amor, con tus errores en la amistad y los estudios y problemas a tu alrededor, conociste a una amiga muy especial que aún sigue a tu lado y aparece de repente cuando menos lo esperas (o menos crees que la necesitas). Ella no es como esas amigas de ''plástico que solo están en tus mejores momentos, al contrario, ella está siempre en los malos, incluso cuando ni tú sabes que estás mal. Aparece para recordarte (porque tú ya lo sabes) que te tranquilices y que nada es importante en esta vida. Sólo debes preocuparte de disfrutar de cada momento.
Te has creado tu propio mundo y tu habitación es tu refugio. No te gustan las reglas pero son necesarias:
1.Sonríe.
2.No guardes rencor.
3.No discutas por nada, y menos por tonterías.
4.Todo lo demás viene solo.
Has conseguido encontrar la felicidad pero muchas veces anhelas la comprensión, el amor y el cariño.
Ahora vas a la universidad y debes aceptar que no eres la número uno de la clase (aunque te sigas considerando la más inteligente) y que tienes que estudiar en verano. Ya no buscas nada pero deseas encontrarlo todo, experimentarlo todo, bueno o malo. Quieres sobrevivir a tu manera y, eso sí, sin que te digan lo que debes hacer y cómo hacerlo; nunca te gustó que te mandaran y mucho menos sentirte obligada ni atada a nada. Sólo quieres disfrutar, ser feliz, que nada te preocupe y que nadie te prohíba hacer algo que desees. Quieres volar como un pajarillo, pues has descubierto que en el fondo te quieres (aunque a veces te sigas viendo acomplejada), que la vida es maravillosa (aunque muchos no te crean) y que sólo se vive una vez.

Sin embargo, estás ahí sentada.

2 comentarios:

  1. Me parece fantástico que hayas compartido tus ideas con Internet, aquellas más personales y que son la pura realidad de tu vida. Cuando una persona se abre al mundo, acepta sus problemas y sus pasiones, incluso sus debilidades, deja ver que es una gran persona. Sigue escribiendo lo que hay dentro de tu cabeza y deja volar al pajarillo. Vive y cuéntanoslo. Cuéntanos cómo superaste tus complejos, cómo has decidido vivir libre y a tu aire y danos a conocer esa forma de pensar que tienes que hemos leído y tanto nos ha gustado.

    ResponderEliminar
  2. Maravilloso post y sumamente bien escrito. Los complejos... bueno, todos los tenemos. No queda otra que aprender a vivir con ellos.

    Un besote guapa y te sigo //

    ResponderEliminar